Pegunta: ¿cómo pierdes 22 barcos sin siquiera hundir uno solo de tu enemigo, si de entrada tu tenías 33 y él 27?
Respuesta: sal a pelear contra Nelson.
21 de octubre de 1805. España, tomada por Napoleón, pelea del lado del primer imperio francés donde el canijo enano decida y generalmente decide con resultados infames para sus soldados (franceses o de donde sea, una cosa es ser un genio militar y otra que te importen un rábano tus efectivos). Y como a Napoleón los ingleses no le caen así como muy bien y como todas las noches quiere conquistar el mundo, pues hay que reventarse con ellos al fin y al cabo que solo son la mejor fuerza naval de ese siglo y la de él para esas alturas da tanta lástima que requisa barcos que tienen más años en servicio que los que alguien se molesta en contar. Como si eso fuera poco, prácticamente todos los oficiales de marina del ejército francés fueron ejecutados o retirados del servicio durante la revolución así que el disponible más competente fue Villenueve (entiéndase esto como se prefiera) que tenía tantas ganas de enfrentarse a Nelson como de recibir una patada en las gónadas. Y eso que Nelson llevaba un rato organizando a su flota para buscarlo, esperarlo o pactar peleas a visita recíproca, como fuera.
El punto es que para estas alturas del partido a Villenueve no le quedaba de otra porque Napoleón le dio a escoger entre pelear con Nelson o morir por una dieta alta en plomo así que fue a buscar "voluntarios", pidió ayuda a la flota española y alineó 33 barcos de guerra entre los cuales se contaban 4 de primera clase españoles (uno de 136 cañones y dos de 112, considerablemente más grandes que cualquier inglés ese día y otro de 100 cañones), 29 de tercera clase, 6 de ellos de 80 cañones (4 franceses y 2 españoles), 22 de 74 cañones (14 franceses y 8 españoles) y 1 francés de 64 cañones. Por su parte, Nelson alineó 27 barcos de los cuales los tres más grandes eran su Victory y otros dos de primera clase de 100 cañones cada uno, cuatro de segunda clase de 98 cañones y 22 de tercera clase (1 de 80 cañones, 16 de 74 y el resto de 64 cañones). La ventaja, en papel, estaba del lado de la "alianza" franco-española. Solo en papel.
Hasta ese momento, la estrategia regular era formar a los buques en una línea de manera que se pudieran mandar órdenes usando banderas y todos pudieran verlas en línea recta y a la vez permitiendo una retirada con cobertura en caso de ser necesaria, pero Nelson no se anduvo con medias tintas y mandó a sus buques en dos columnas perpendiculares a la línea de Villenueve buscando una victoria decisiva aunque durante todo el movimiento recibiera cañonazos sin poder responder. Este movimiento duró 40 minutos, imaginen el cuadro... hasta que el Victory logró cortar la línea pasando junto al Bucentaure de Villenueve y cañoneándolo hasta por debajo de la lengua. Villenueve creyó que el abordaje era inminente y en un acto de excesiva seguridad/estupidez gritó a sus soldados que arrojaría su insignia al barco enemigo y de ahí la traerían. Sin embargo, Nelson siguió de largo dejando al Bucentaure a merced de los siguientes tres barcos ingleses en la columna, quedando libre para ir sobre el Redoutable con el cual entrelazó mástiles iniciando un combate a corto rango en el cual recibió un tiro de mosquete que le entró por el hombro izquierdo, pasó por su espina entre la sexta y séptima vértebras y se le alojó en los músculos de la espalda. Nelson exclamó "finalmente tuvieron éxito, estoy muerto" y fue llevado bajo cubierta.
Los franceses arrojaron granadas al Victory obligando a la tripulación a buscar resguardo y cuando el abordaje era inminente, llegó el Temeraire (segundo buque de la columna inglesa) y se unio a la fiesta disparándole al Redoutable con sus cañones de corto rango. Después de más de una hora de combate, 487 muertos, 81 heridos, el buque hecho pedazos y él mismo gravemente herido, el capitán Lucas del Redoutable se rindió.
Algo similar le sucedió al Bucentaure, pero la bastardez del día se la lleva el Santísima Trinidad de los españoles. ¿Por qué? Porque se rindió después de pelear TRES HORAS completamente rodeado por buques ingleses.... ¿matemáticas? supongamos tres barcos ingleses de 64 cañones cada uno para hacer los cálculos con el menor buque disponible para Nelson. Tomemos como tiempo promedio de recarga del cañón 5 minutos, lo que es muchísimo tiempo para los cañoneros ingleses. Hagan sus multiplicaciones y divisiones, y estamos hablando de que los ingleses tuvieron oportunidad de dispararle al Santísima Trinidad más de 2,300 cañonazos. Creo que es irrelevante hablar de estadísticas y probabilidades porque con que le hayan pegado el 10% del total ya son suficientes cañonazos como para que no sea divertido. Solo sepan que quedó tan mal que los ingleses decidieron hundirlo después de tomarlo. Imagínense.
Mientras más y más barcos ingleses se unían al combate, más rebasados se encontraban los barcos en el centro de la línea franco-española. Villenueve simplemente no supo contrarrestar la estrategia de Nelson y cuando se le recomendó que se adaptara a lo que estaba pasando o no quiso o no pudo, lo que dejó a sus barcos con tres opciones: batirse como animales acorralados, rendirse o huir. 11 barcos huyeron a Cádiz, los demás pelearon todavía un buen rato después de darse cuenta que ya habían perdido y a la mayoría no le quedó otra opción que rendirse.
Al final del día, los ingleses habían tomado 22 de los 33 buques enemigos sin perder ninguno, Nelson estaba muerto y era leyenda (maldito genio, mis respetos) y Villenueve era prisionero de la corona inglesa. Sin embargo y como siempre, esta entrada va dedicada a la carne de cañón (literalmente) de ambos bandos. Pelear es de por sí difícil, ¿¿pero en un barco?? imaginen pelear donde no hay maniobras evasivas, hay que considerar el movimiento de la marea en todo lo que se hace, todo esta resbaloso (no por el agua.... se acostumbraba esparcir arena por todos los pisos para evitar resbalones con la sangre) y por si fuera poco, si te gana el miedo y no haces nada hunden tu barco así que de todos modos estas muerto. Sumemos a esto el caos natural del combate y llegamos a la conclusión de que había que tener pantalones.
Que sea esta entrada mi pequeño homenaje a todos esos oficiales, infantes de marina, cañoneros y tripulación en general que se hicieron pedazos ese día hace casi 205 años. Al valor, honor y profesionalismo que demostraron los ingleses durante el combate y aún después de su aplastante victoria. A la obligada responsabilidad de los franceses. Y al coraje improvisado y solidaridad de los españoles de los que se dijo "llenamos los buques de una porción de ancianos, de achacosos, de enfermos e inútiles para la mar" -Mazarredo, nota sobre el estado de la marina.
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