miércoles, 21 de julio de 2010

El guerrero

¿A qué le llamamos guerrero? Hoy día, a lo que sea. Un par de tipos que cobran por subirse a un ring (así sean 5 pesos y un frutsi) se llaman a sí mismos guerreros. Un par de tarados que provocan una pelea en un bar porque estaban aburridos se llaman a sí mismos guerreros. Una bola de cintas café haciendo la kata más bonita del mundo se llaman a sí mismos guerreros. Y puedo seguir así un buen rato.

Aclaremos el punto. Hoy en día, hay muchas actividades, profesiones y disciplinas en las que el término tiene sentido (o al menos mera similitud) así que creo que es necesario mencionar los diferentes tipos de "guerreros" que existen hoy en día y que no son necesariamente lo mismo:
  • Deportistas: boxeadores, luchadores y hasta futbolistas son llamados "guerreros" constantemente. No están peleando por sus vidas, las de otros o alguna otra razón de peso. Pueden ser maravillosos peleadores y estupendos atletas, pero el guerrero lleva otra mentalidad que la mera competencia, la demostración de valores bajo circunstancias reglamentadas y el beneficio financiero.
  • Artistas marciales: el artista marcial puro se encuentra siempre en la búsqueda de la perfección y de verse dentro de la élite de los que son capaces de dominar cierto número de técnicas. Tienen mucha filosofía y pueden también ser estupendos peleadores, pero prácticamente ninguno se prueba a sí mismo más que en las circunstancias de su propia elección.
  • Soldados: seguir órdenes ciegamente te convierte en el soldado perfecto hoy en día. Yo respeto a cualquiera que tenga los tamaños para morir por una causa, pero no puedo comprender el hecho de pelear por algo que simplemente se desconoce a ciencia cierta y encima afrontar las consecuencias de dicha pelea sin justificación más que el ser obediente.
  • Tu amigo el tarado que se pelea porque el taxista se le cerró, porque otro tipo vio a su novia mas de dos segundos, porque le dijeron que su mamá cobraba dinero a cambio de favores eróticos y cosas por el estilo no requiere explicación.
¿Qué es pues, un guerrero? Desde el punto de vista de un servidor, el guerrero se define por la manera en que encara situaciones adversas. ¿Eso significa que cualquiera puede comportarse como un guerrero en cualquier momento? Definitivamente sí y eso incluye cualquiera de los listados arriba, a lo que me refiero es que no cualquier guardia de seguridad o karateka es por default un guerrero. Ese término se gana con valor, coherencia, honor y transparencia. Una persona que encara un trabajo oficinista que detesta con toda su alma para mantener a su familia y no se queja jamás es tan guerrero en esencia como el que se despedaza en un campo de batalla por proteger a su villa. Al guerrero lo definen su convicción, su decisión y el precio que está dispuesto a pagar por algo que cree vale la pena. Un guerrero es un guerrero cuando identifica sus cicatrices (físicas, emocionales o mentales), recuerda la razón por las que las adquirió y el dolor que le han significado, sonríe y piensa para sus adentros "lo volvería a hacer... valió la pena".

jueves, 8 de julio de 2010

Historia Bastarda: La carga de la brigada ligera

25 de octubre de 1895, batalla de Balaclava. La alianza entre ingleses, otomanos, franceses y el pequeño reino de Piamonte y Cerdeña combaten en la guerra de Crimea contra la Rusia de los Romanov quienes habían utilizado pretextos religiosos para invadir el mar Negro y así tener acceso al Mediterráneo, idea que no se hizo muy popular entre los europeos anti-imperialistas. Suceden varios hechos dignos de recordarse como la "delgada línea roja" en la que el 93º Regimiento de Highlanders paro en seco una carga de la caballería rusa con una formación de dos en fondo que es lo mismo que decir que estaban dementes y les sobraban gónadas. Pero nada tan infame como la carga de la brigada ligera.

Al mando de la caballería británica estaba Lord Lucan, quien recibe una orden de su comandante en jefe Lord Raclan pidiéndole que "la caballería avance rápidamente hacia adelante, persiga al enemigo, e intente impedir que retire sus cañones. La artillería montada puede acompañarle. La caballería francesa se encuentra a su izquierda. Inmediato". La orden la lleva el capitán Nolan, quien posiblemente no indico con claridad la orden que se interpretó como un deseo expreso del comandante general de tomar los cañones rusos al fondo del valle. Acto seguido, las cosas se van directo al drenaje.

Las tropas rusas al mando de Pavel Liprandi estaban formadas por aproximadamente 20 batallones de infantería apoyadas por más de cincuenta piezas de artillería y varios regimientos de caballería de cosacos y húsares al fondo del valle. Bueno, pues contra eso cargó la brigada ligera armada de sables de caballería y un par. El general Lord Cardigan condujo a 673 (ó 661) jinetes directamente a través del valle existente entre la colina de Fedyukhin y la de la calzada, el valle que más tarde será recordada como el Valle de la Muerte.

Detengámonos por un momento a imaginar la situación. Casi 700 jinetes de caballería con armas de combate cuerpo a cuerpo cargan contra 20 batallones de infantería y 50 piezas de artillería durante un kilómetro y medio. Pedazos de brigada ligera para todos. Los supervivientes de la carga no solo lograron romper la línea de cañones rusa sino que después cargaron como demonios contra la caballería cosaca. Magníficos bastardos. El general francés Pierre Joseph Francois Bosquet lo expresó de manera breve y adecuada: «Es magnífico, pero eso no es la guerra».

Como tarea, chequen http://www.youtube.com/watch?v=SJ5pWQykd1s&feature=related
Para los amantes del heavy metal es una referencia musical. Para los demás, un excelente punto de vista de uno de los hechos de armas más infames en la historia y que marcó un cambio para siempre en el modo de llevar instrucciones en el campo de batalla donde, como siempre, las tripas las riegan los soldados. Me pongo de pie ante ellos.



lunes, 5 de julio de 2010

La pelea

Muy bien, definamos el término "pelea": según el diccionario es la acción y efecto de pelearse lo cual no nos hace pensar en todo lo que conlleva y que, creánme, no es poco.

La pelea es una función natural de todo animal viviente y de hecho es la tercer reacción automática que generamos durante una situación de estrés: 1.- congelarse 2.- huir 3.- pelear. Durante miles de millones de años la evolución ha usado el combate entre especies y entre individuos como uno de sus principales filtros, asegurando que las especies que sobreviven y que los genes que se pasan a la siguiente generación son la selección de lo mejor y el hombre no es una excepción a esta regla. La historia del hombre es la historia del conflicto.

Sin embargo, lo realmente interesante sucede cuando nos preguntamos por qué peleamos. Desde mi punto de vista, solo hay tres respuestas posibles:
- Por gusto o deporte: los deportes de combate siempre han sido vistos como la máxima expresión de la competencia entre seres humanos, desde el pancracio en la antigua grecia hasta el UFC actual.
- Por necesidad, obligación o decisión: la guerra (ya sea entre miles de seres humanos o entre dos) siempre ha estado presente en nuestras vidas y cuando toca a nuestra puerta nunca nos pregunta si estamos de humor para recibirla.
- Por ignorancia o deseo de lo que no es nuestro: desafortunadamente, pelear también ha sido una manera en que las personas con entendimiento limitado arreglan sus problemas.
Cuando consideramos todas las intersecciones entre estas respuestas nos damos cuenta de la complejidad del razonamiento detrás de una pelea y que si nos tomamos el tiempo para pensarlo, pelear es algo mucho más intrincado que intercambiar puñetazos o misiles termodirigidos.

Algo que no podemos negar es que el peleador siempre será objeto de admiración generalizada, tanto así que actualmente se usa el término para cualquier número de analogías de la existencia humana y siempre se ve como algo deseable. La facultad de jamás rendirse ante las dificultades es una característica que todo el mundo voltea a ver hacia arriba y no hay un escenario más claro para ejemplificarla que la pelea. No importa si somos o no amantes del combate, nuestra fascinación por la pelea jamás dejará de existir porque cuando la analizamos a fondo siempre encontramos algo que merece ser recordardo. En la dualidad de la pelea es muy sencillo ver sin máscaras lo mejor y lo peor de la naturaleza humana y es por eso que siempre será, al mismo tiempo, la actividad más terrible y la más digna del hombre.

jueves, 1 de julio de 2010

La incomodidad de la violencia

El otro día platicando con una amiga salió el tema de la violencia, contra la cual ella despotricó con una mezcla de coraje, desdén y asco. Me permito citar una expresión que usó al respecto y que me dio muchísima risa: "la violencia es para los changos". ¿De verdad?
Resulta pues que a todo el mundo le molesta la violencia... de entrada. Si bien es cierto que todavía hay una buena cantidad de gente que disfruta los deportes de combate, las artes marciales y otras actividades por el estilo (su servidor es uno de ellos) la inmensa mayoría piensa que son primitivas y para gente de poca inteligencia. Esto, por supuesto, hasta que necesitan solucionar un problema de manera violenta porque entonces sí todo el mundo es fan de romperle el tabique a alguien.
Empecemos desde el principio. La violencia es algo inherente a la naturaleza humana desde que la evolución nos dio pulgares y si a esas vamos, a la naturaleza misma. La supervivencia es violenta por definición y creo que cualquiera que haya visto 20 minutos del Animal Planet lo puede corroborar, pero entonces vienen las opiniones de gente "avanzada" que cree que eso es para animales y que el ser humano debería ser capaz de solucionar todos sus problemas con su intelecto, educación y buenas maneras. Ojalá fuera así de fácil.
Siempre hay alguien que quiere lo que no es suyo y que hará lo que sea para obtenerlo lo cual nos obliga a hacer lo que sea para detenerlo. Esta es, ha sido y será siempre la naturaleza humana. Definitivamente la violencia genera violencia, lo humanamente sensible es no ser el origen de esa espiral sin engañarnos a nosotros mismos pensando en que seremos los que la detengan pacíficamente, cuando ya está iniciada.
Es importante comentar que yo no soporto la violencia injustificada. No le encuentro sentido a pelearme en la calle con un taxista porque se me cerró o con un borracho que me confundió con alguien, sin embargo sí creo que hay ocasiones en las que negociar no es una opción y que tenemos que administrar un poco de violencia inteligente porque simplemente no queda de otra. Hay quien dice que siempre es posible hablar con nuestros semejantes y convencerlos de que cambien su modo de actuar. Claramente, estas personas han tenido la fortuna de jamás toparse con un animal que viole y mate porque tuvo una mala infancia, con alguien que no tiene el más mínimo respeto por los demás porque se siente invencible o con alguien que sencillamente está teniendo un mal día y que no escuchará razones durante los siguientes 30 minutos.
Es muy cierto que la sociedad nos ha inculcado un saludable miedo a la violencia porque ya nunca sabes cuando un loquito trae una pistola y te mete un tiro porque le preguntaste la hora... lo que es inconcebible es comprar la idea de ser víctimas por el mero hecho de no "rebajarnos a esos niveles" y negarnos a usar la violencia como una posible solución.
Saber cómo protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos de manera inteligente nos obliga a explorar más opciones que pedirle por favor a alguien que nos deje en paz. Guardando toda proporción, es de hombres (o de mujeres) ser capaces de detener violencia con violencia de ser necesario.
La violencia definitivamente no es para changos.